¿ Cómo Trabajar el Duelo ante una Pérdida?
- Sandra Romero O.
- 19 ene 2023
- 6 Min. de lectura
La palabra duelo proviene del latín y significa “dolus” que significa literalmente “dolor”. Cuando hablamos de Duelo en psicología, nos referimos a la experiencia de perdida de alguien o algo importante para uno. Por ejemplo: la muerte de un ser querido, de una mascota, un miembro de nuestro cuerpo mutilado, o la pérdida de alguna función de nuestro cuerpo (ceguera, invalidez, etc.), el término de una relación amorosa o amical importante, la pérdida de un trabajo, un cambio en el estilo de vida, la pérdida de un bien importante (casa, auto, etc.) entre otras.
Normalmente tiene que haber un vínculo emocional con lo perdido, y también la condición de que la perdida es para siempre o en todo caso la persona lo percibe como irremplazable. El duelo entonces no sólo lo experimentamos cuando alguien muere, sino también cuando vimos interrumpido o frustrado algún plan de vida (una relación, un matrimonio, la carrera profesional, etc.).
Esta perdida, nos lleva a sentir dolor, un dolor más intenso que suele producir diversos síntomas psicológicos: ansiedad, angustia, miedo, cólera, ira, tristeza, etc.; y físicos: cambios en los hábitos de sueño (insomnio o hipersomnia), en los hábitos de alimentación (deja de comer, o como en demasía), sensaciones de agotamiento físico, dolores de cabeza, entre otros. ¡Es que se trata de un dolor muy fuerte! que produce una herida emocional grande, y que por tanto necesita un tiempo para ser cicatrizada. Al proceso de cicatrización, es a lo que le llamamos el proceso de elaboración del duelo: donde una persona se enfrenta a la perdida, la acepta y se adapta a esta nueva situación.
Es importante señalar que el duelo no es patológico en sí mismo, es una respuesta emocional normal ante una pérdida que es importante para uno. Justamente para evitar que se convierta en algo patológico, es que se hace necesario vivir el proceso de duelo, a fin de no reprimir sentimientos, que podrían más adelante derivar en síntomas psicológicos que sí podrían acarrear enfermedades u otro tipo de desequilibrio. En la elaboración del duelo se tienen que reajustar las emociones, reestructurar creencias y pensamientos, y adaptar nuestras conductas que han sido desestabilizadas ante la pérdida para adaptarse a la nueva situación de vida. Es por eso que hablamos de etapas por las que solemos pasar ante una perdida, y también para podernos adaptar a ella.

1. Schok y Parálisis: esta etapa se inicia cuando nos enfrentamos por primera vez a la noticia de la perdida. En ese momento, nos embarga una sensación de incredulidad, parálisis, impacto, desconcierto o schok. Esta etapa puede prolongarse por minutos, horas, y días. La persona no entiende que paso, cómo paso, no lo puede creer ni porque lo éste viendo, se encuentra confundida, cómo “atontada” literalmente “paralizada”.
2. Negación y Rechazo: la persona aún sigue impactada por la noticia, pero al no poder creerlo tiende a negarlo o rechazar lo que sucedió. Esta etapa puede durar hasta 6 meses en promedio, dependiendo de la persona y la magnitud de a quién o qué perdió. Muchas veces en esta fase la persona tiene la fantasía que al despertarse nada de eso habría pasado, incluso hasta la sensación de salir huyendo para no enfrentarse con la pérdida inminente.
3. Enojo y Rebelión: en esta etapa la persona ya se enfrenta con la pérdida, la pérdida ya se percibe como una realidad y comienza a percibir sentimientos de ira, cólera, enojo por encontrarse en esa situación. También es común que comience a buscar a quién culpar por la pérdida para de esta forma canalizar todo su enojo hacia ella; o incluso culparse a uno mismo. Por otro lado, también puede comenzar a “negociar” como mecanismo de defensa de revertir de alguna forma lo ocurrido. Suelen fantasear con la posibilidad de poder cambiar lo ocurrido. Aquí la persona ya comienza a sentir un dolor profundo y a sufrir por la perdida.
4. Miedo y Depresión: en esta etapa es donde se intensifican los sentimientos de tristeza, la pena y el llanto. Uno puede sentirse solo, culpable y reprocharse por lo que dijo o no y/o hizo o dejo de hacer. También se suele experimentar resentimiento por lo sucedido, lo cual hace más difícil la readaptación a la nueva realidad y se suelen tener comportamientos o conductas impulsivas o no pensadas. Uno comienza a sentir mucha añoranza que puede llevar a que se sueñe con lo perdido o se visite sitios, por ejemplo, donde rememore la situación anterior a la pérdida. También se presentan síntomas físicos y psicológicos como: sensación de estómago vacío, hipersensibilidad a los ruidos, sensación de ahogo, agotamiento y cansancio, sensación de despersonalización, pensamientos de angustia, ansiedad, sentimientos de indefensión, incluso alucinaciones visuales y auditivas. En otras palabras, acá se experimenta la verdadera tristeza. Importante tener en cuenta que la depresión de este proceso de duelo no es un sinónimo de enfermedad mental, sino que responde a una respuesta normal y adecuada ante una gran pérdida, y se hace necesario sentir las emociones de la depresión para poder sanar. Por ello se requiere de paciencia con uno mismo, pues suele ser la etapa más larga dentro del proceso de duelo, pero es necesaria y es la única manera de poder salir de ella.
5. Aceptación y Perdón: Cuando se llega a este momento la persona toma conciencia de la pérdida, acepta el vacío y lo incorpora como una ausencia presente. Comienza a tener una visión más realista de lo perdido, sin idealizar tanto, ni tener tan presente los recuerdos que implican culpas o reproches. Se abre al perdón de sí mismo o de quién considero que fue el culpable de lo acontecido.
6. Búsqueda del sentido y renacimiento: en esta etapa la persona es capaz de aprender de lo sucedido, logra sacar una enseñanza de lo que aconteció, lo cual le sirve para encontrar un sentido a la perdida y volver a restablecer su vida, a relacionarse con otras personas, a integrarse productivamente a su vida laboral o estudiantil, a retomar sus metas personales y profesionales, en general, a su vida.
7. Serenidad y Paz restablecida: En este momento la persona es capaz de continuar con su vida, habiendo aprendido algo importante de la perdida y de todo el proceso vivido. Se reencuentra consigo mismo ya conciliado, estable y sintiéndose en paz y tranquilidad sobre lo sucedido.
Es importante pasar por las etapas de duelo para poder sentir, aceptar y redefinir la perdida a fin que la persona encuentre nuevamente la estabilidad en su vida.
Suele pasar que muchas personas quieren retomar su vida con la misma intensidad que antes, sin sentir, ocultando sus sentimientos incluso de sí mismos y suelen llenarse de actividades para no pensar, con una ilusión inconsciente de que nada sucedió. En estos casos, sí se suele presentar el duelo patológico, al no vivir el proceso de perdida y no afrontarlo, sin embargo, estas personas presentan posteriormente síntomas psicológicos o incluso físicos por el estrés de la pérdida y la contención de sentimientos y emociones. Es así como muchas veces suelo encontrar en terapia casos en los que las personas se saltaron las etapas del duelo, pero el dolor ésta en el fondo de su ser y es lo que no los deja por muchos años sentirse bien. En este caso se suele trabajar en terapia el duelo, muchas veces de sucesos que pasaron hace muchísimos años y que no se lloraron en su momento.
Si quieres ayudar a una persona que se encuentra pasando por un proceso de duelo:
1. Infórmate de cuáles son las etapas de duelo, lo cual te dará mayor entendimiento de sus conductas.
2. Respeta sus emociones y sentimientos, y sobre todo sus tiempos para procesar lo sucedido. Acuérdate que no todas las personas son iguales y por tanto reaccionan de diferentes formas.
3. Acompáñalo, lo que no quiere decir que estés preguntándole cómo se siente a todo momento, sino básicamente, estar ahí para él, un acompañamiento silencioso pero presente para cuando te necesite.
4. Escúchalo todas las veces que sea necesario a fin que logre sacar su sentir, se desahogue, no importa que cuente la misma historia varias veces.
5. Si consideras que el proceso está demandando mucho tiempo, o que no se está dando la oportunidad de sacar sus emociones, u observas un comportamiento que no está señalado como los “normales” en esta situación, o si tiene indicios de atentar con su vida, busca ayuda con un terapeuta especializado a la brevedad.
Comments